“La vida es una aventura mental y no un viaje físico” A. Einstein
En el artículo anterior hable’ sobre la mente, el cerebro y el inconsciente, personal y colectivo. A partir de aquí comenzamos a explorar aquellos temas que nos permitirán entender definitivamente cómo funciona la mente, nuestro proceso creativo, qué tenemos que hacer y por qué tenemos que hacerlo de una determinada manera y no de otra para crear la realidad que deseamos.
Comencemos primero definiendo qué es la mente y qué no es.
El concepto de mente es algo muy difícil de tratar porque la palabra mente ha ido adquiriendo un significado cada vez más amplio a lo largo del tiempo, incluyendo hoy en día casi todas las facultades intelectuales del hombre.
Desde un punto de vista léxico, los términos cerebro y mente se consideran casi sinónimos. Y, sin embargo, si el significado del primero es inmediatamente identificable en el órgano físico colocado en la cavidad craneal, la palabra mente carece de un correlato objetivo unívoco y se refiere al conjunto de actividades cognitivas de todo ser vivo dotado de conciencia, pensamiento, lenguaje.
Durante milenios, la superposición parcial de ésta con el concepto de alma, entendida como entidad inmortal y exclusiva del individuo humano, ha contribuido a complejizar la definición de mente.
La razón principal de la dificultad de definir la mente parte precisamente de lo que sabemos con certeza sobre el cerebro, que en realidad está formado por dos hemisferios, es decir, el hemisferio analítico (el que nos lleva a razonar y reunir información y razonar) y de un hemisferio emocional, que trabaja básicamente a través de imágenes.
Y este es el punto clave: hagamos lo que hagamos, sea cual sea el tema que tratemos de entender, todo siempre comienza con una entrada, que es una imagen, que es recibida por nuestro cerebro.
Teniendo por tanto la imposibilidad de representar la mente, en consecuencia, hay una gran complejidad en comprenderla, porque estamos hablando de algo abstracto que no podemos describir, que no podemos representar con una imagen.
Es por ello por lo que podemos afirmar en primer lugar que la mente no es el cerebro, si bien, precisamente por la necesidad de encontrar necesariamente una imagen que represente la mente, el error que comúnmente se comete es el de representar la mente con el cerebro. Sin embargo, te diré de inmediato que no existe evidencia científica alguna que haya confirmado alguna vez que en algún lugar dentro del cerebro haya una cosa física que pueda identificarse como la mente.
Así que primero definamos lo que sabemos con certeza, ¿qué es el cerebro?
Maxwell Maltz, el autor del libro Psych cybernetics que abrió el camino para el estudio del comportamiento humano en relación con el cerebro, define el cerebro como nuestro mecanismo de éxito, utilizado y dirigido por la mente.
¿Qué significa el mecanismo de éxito?
Maltz cree esencialmente que dentro de todos los seres vivos existe un mecanismo real que automáticamente nos lleva a tener comportamientos, a realizar acciones que determinan nuestros resultados, lo que nos permite alcanzar nuestras metas. Todo ser vivo tiene en sí mismo un sistema de orientación tendiente a un fin, que le ha sido dado por el creador, para ayudarle a alcanzar su fin, que consiste en principio, en las formas más simples de vida, en la supervivencia de la especie por medio de la reproducción sexual.
El mecanismo interior de los animales se limita en efecto a la búsqueda de alimento y de refugio, a saber, esquivar o vencer a los enemigos y a superar los riesgos de la procreación, precisamente para asegurar la continuidad de la especie.
En el hombre, vivir no es solo pura supervivencia: mientras que, para los animales, vivir significa casi en su totalidad la satisfacción de ciertas necesidades físicas, el hombre tiene necesidades emocionales y espirituales que los animales no tienen, y en consecuencia, para él, vivir es algo más que la supervivencia física y la continuación de la especie. Vivir para el hombre implica la satisfacción de las necesidades espirituales, afectivas, morales…
El mecanismo del éxito del hombre tiene pues fines mucho más amplios que el de los animales, no sólo ayuda al hombre a evitar o superar los peligros, no sólo le da el instinto sexual para mantener viva a la especie, sino que le ayuda a encontrar respuestas a sus problemas: inventar, escribir poemas y canciones, dirigir una empresa, vender mercancías, explorar nuevos horizontes de la ciencia y la lista continúa indefinidamente.
No es necesario enseñarle a una ardilla a recolectar nueces para el invierno, ni necesita aprender a almacenarlas para la estación fría: una ardilla nacida en primavera no conoce el invierno, pero hacia el final del otoño la encontramos ocupada en recolectar nueces y almacenarlas para los meses de invierno cuando no hay más comida. El ave no necesita tomar lecciones de construcción de nidos o tomar cursos de navegación para encontrar su camino a lugares cálidos, sin embargo, las aves vuelan miles de millas a través de los océanos hacia lugares cálidos.
Para explicar estas cosas, generalmente decimos que los animales tienen ciertos instintos que los guían: si analizas estos instintos, verás que los ayudan a luchar con éxito en su entorno: en pocas palabras, lo que poseen los animales podríamos llamarlo instinto de éxito. Pasamos por alto que el hombre también tiene un instinto de éxito y lo tiene mucho más arraigado y complejo que el de los animales. De hecho, estos últimos no pueden elegir sus metas, ya que están preestablecidas y su mecanismo de éxito se limita a esas metas innatas que llamamos instintos.
Pero el hombre tiene algo que los animales no tienen y es la imaginación creadora. No olvidemos que además de criatura, el hombre es también creador, y con su imaginación puede proponerse una infinita variedad de fines.
Sólo el hombre, en todo el mundo animal, vegetal y mineral, puede dirigir su mecanismo de éxito gracias a su imaginación.
A menudo pensamos que la imaginación creativa es una cualidad de los poetas, inventores y similares, pero nos equivocamos porque ‘cualquier persona es creativa, cualquier persona tiene la capacidad de crear algo de la nada’.
En realidad, todo ser humano no es sólo un creador, sino que crea continuamente a lo largo de su existencia.
Para tomar el ejemplo más básico, en el momento en que decides (y para decidir tienes que pensar, por supuesto) que vas a ir al cine esta noche en lugar de salir a comer, estás creando tu realidad. Estás creando algo que no está en el mundo físico en este momento, pero que solo está presente en tu mente, y luego por la noche, se hará realidad. Así que Tú has creado Tu realidad de la tarde.
En el proximo articulo veremos qué es y porque es tan importante la imaginación, hasta pronto!